Oro en el Puig d'en Cama, una explotación en el renacimiento en Cataluña.
Por Joan Abella i
Creus
Gemólogo
especializado en Diamante por la Universidad de Barcelona
joanabellacreus@gmail.com
Introducción
El Oro, aunque un elemento de características
excepcionales, nunca ha sido para mí una especie preferente de estudio por su
simplicidad geoquímica. De hecho, este artículo ha sido más el resultado de la
curiosidad histórica, que el de un trabajo de investigación para obtener este
mineral.
Entre la fábula y la verdad
Todo comienza con una anécdota que explicaba el
Señor Joaquim Folch i Girona (1892-1984), ingeniero industrial, propietario de
minas, fundador de la empresa de fabricación de pinturas Industrias Titán SA.,
y gran aficionado a los minerales que le llevó a reunir una extensa colección
de 13.500 ejemplar. Contaba que recorriendo en coche el Puig d'en Cama, tuvo la
necesidad de parar, le dijo a su chófer que detuviera el vehículo, bajó y orinó
sobre un montón de piedras, advirtiendo en una de ellas el familiar brillo
metálico del Oro, la recogió y aconteció uno de los ejemplares que siempre
despertó la curiosidad de los coleccionistas de minerales catalanes. Aunque muy
lejos de la realidad, con esta fábula arrancaba risas y hacia más distendida su
ya de por sí interesante conversación.
Es muy fácil darse cuenta de que la realidad fue
otra, basta con leer la etiqueta y la ficha que acompañan al ejemplar, el
número 191 de su colección, que dice literalmente “PuigdenCama (sic), la Selva
del Camp, Tarragona” y “Extraido en unas exploraciones mineras en 1923 en un
filón de plomo argentífero por Priorato SA. Recogido por D. Joaquin Folch.”.
Sabiendo que la única mina que la sociedad Minas del Priorato exploró en el
término municipal de La Selva del Camp es la mina San Fernando, un yacimiento
delimitado en veinte hectáreas situado en el paraje La Fundició en la partida Vilamunt,
que en ningún caso se puede considerar dentro del perímetro del Puig d'en Cama,
nos encontramos ante una contradicción, que por fortuna podemos dilucidar.
Ejemplar de oro, procedente de Puig d'en Cama,
colección de Joaquim Folch y Girona, tamaño 4x4cm. Fotografíes de Joan Rosell Riba.
Evidencias
La toponimia del paraje es muy antigua, pero a la
vez muy reveladora, es un lugar donde hubo una instalación dedicada a la
fundición de metales y este establecimiento debió estar en activo durante
muchos años como para arraigar en la cultura popular y convertirse en un
topónimo que ha perdurado en el tiempo. De hecho hay documentación que nos
habla de la explotación de la plata en los siglos XIV, al menos en dos
yacimientos en los actuales términos del Albiol y La Selva del Camp, el de Mas
Ripoll, paraje que abarcaba lo que hoy se conoce como el valle de la Selva, y
que incluiría la mina que hoy conocemos como de “La Fundición”, “del Rey” o
“San Fernando”, y el del Torrent de las Voltes de l’Argenteria, este último se
habría explotado con toda probabilidad mucho antes, pues su toponimia ya
aparece en la carta de repoblación de La Selva del Camp del año 1165, lo que
permite conjeturar que era conocido y posiblemente explotado en tiempos de la
dominación romana y seguramente trabajado por los pobladores íberos de la zona.
El mineral obtenido de estos yacimientos era llevado cada noche al castillo de
la Selva del Camp, y de este lugar cuando fuera costumbre, a la fundición. Del
castillo de la Selva al lugar donde supuestamente estaría la fundición, hay
menos de tres kilómetros de distancia, con terreno llano y bien comunicado
entonces por el camino de la masía Ripoll, que hoy es la carretera TP-7013.
Castillo del Paborde de la Selva del Camp, Pere
Català i Roca, 1962.
De hecho, cerca de una antigua construcción medio
derruida, y que podría haber sido el lugar donde estaba la antigua fundición,
junto a la mina San Fernando, encontré medio enterrados varios fragmentos de
colofonía, conocido de antiguo como pega griega. Esta resina se había empleado
antiguamente en polvo como reductor en los ensayos y afinación de metales como
oro o plata. Lo que podría ayudar a corroborar lo que vengo exponiendo.
La
verdad es que este ejemplar de Oro, como les iré explicando, se extrajo a
finales del siglo XV, principios del siglo XVI, realmente en un yacimiento que
se encuentra en el Puig d'en Cama.
Excepcionalidad
Verdaderamente el hallazgo del ejemplar de oro por
parte del Sr. Joaquim Folch se convierte en un acontecimiento excepcional y muy
singular. Consciente de ello puso a varios trabajadores de la sociedad minera a
buscar otros ejemplares, pero sin éxito, ¡uno solo!, casualidad?, no. Si
tenemos presente que el traslado desde el castillo de la Selva del Camp hasta
el establecimiento de la fundición era custodiado por un emisario del conde de
Prades o del arzobispo de Tarragona, y que las operaciones de separación del
metal de la ganga, el ensayo y/o la fundición, eran operaciones que se llevaban
a cabo bajo la supervisión de un funcionario condal, sólo se me ocurre que el
ejemplar en cuestión hubiera sido sustraído, escondido y finalmente olvidado,
por algún evento o abandonado por miedo a ser descubierto y recibir los severos
castigos impuestos por este tipo de delito.
Pozo de la mina San Fernando, junto a la antigua
fundición, la Selva del Camp, fotografía del Grup Mineralògic Català.
Aunque hasta el momento no se han descubierto disposiciones
particulares que regularan la explotación del oro, su posterior tratamiento, el
reparto de las ganancias y el pago de los impuestos. Me atrevo a conjeturar que si las hubo se fundamentaban en
las ordenanzas promulgadas en 1344, 1348 y 1352 por el segundo conde de Prades
el infante Pedro de Aragón y de Anjou, reescritas, ampliadas y mejoradas en
años posteriores para facilitar la gestión y control de los yacimientos, las
ordenanzas disponían todo el proceso a seguir desde que una persona quería
explotar una mina, hasta el reparto de la plata obtenida entre la cuenta y los
mineros, sin obviar los rigurosos controles y la imposición de severos castigos
en caso de robo, en el condado de Prades y la Baronía d’Entença. Y de no
haberlas, se usarían las disposiciones promulgadas por el conde de Prades con
muy escasas variaciones.
Dado que se mantenía vigente la concordia firmada
con el entonces Pavorde del Castillo de la Selva del Camp, con el conde de Prades,
que a finales del siglo XV y principios del siglo XVI lo eran ya con el arzobispo de Tarragona, el cual administraba
directamente el Castillo de la Selva del Camp, castillo que entre otras finalidades, sirvió de casa de las minas y
para custodiar los diezmos. Esta concordia le permitía al conde de Prades y al arzobispo
de Tarragona, cobrar impuestos, en un porcentaje sobre la producción y un tanto
por las transacciones en el comercio del mineral.
Descubrimiento
Con toda esta valiosa información y habiendo tenido
la posibilidad de examinar directamente el ejemplar en la colección del Sr
Joaquím Folch i Girona, me propuse averiguar la verdad detrás del inverosímil
relato, y localizar el yacimiento de donde fue extraído.
En el ejemplar en cuestión el Oro se presenta
cristalizado en el interior de una vena de Cuarzo blanco que atraviesa una Corneana
estratificada, muy característica.
Ejemplar
muy didáctico de roca Corneana estratificada, procedente del Puig d’en Cama, de
45 x 30 mm., fotografía y colección de Joan Abella i Creus
De
modo que recorrí los yacimientos antiguos ubicados en el Puig d'en Cama y
viendo que no había indicios de roca Corneana estratificada, recorrí los
caminos hasta que localicé unos afloramientos de esta roca, entonces recorriendo
las direcciones de este afloramiento de roca encontré las escombreras de los
antiguos yacimientos, que se encuentran ubicados en el paraje llamado las
Trilles, toponimia muy significativa, dado que las palabras Trilla y Trilles,
nos han llegado a nuestros días tomadas prestadas de uno de los significados
que tenían precisamente en la edad media y en los inicios de la edad moderna,
las trillas eran los lugares en un yacimiento o cercanos a ellos, donde se
elegía el mineral de interés y se separaba de la ganga, y eran parajes
caracterizados por los montones de mineral y estériles. Aún hoy este término ha
conservado este sentido en países como Bolivia, Chile, México y Perú, en los
que Trilla es considerado “montón de mineral o montón de relave”, un término
que los descubridores catalanes empleaban y que ha pervivido en estos países
que han mantenido la minería como una fuente de riqueza hasta el día de hoy, y
en que la presencia de catalanes en el siglo XVI es conocida y contrastada.
Tanto Trilla como Trilles las encontramos ampliamente como topónimo en muchas
comarcas catalanas y es de significar la proximidad a explotaciones mineras,
como es el caso de la masía llamada de la Trilla en el término municipal de
L'Argentera.
Experiencia
El
reconocimiento del yacimiento me ha permitido poner de relieve algunas
observaciones que pienso pueden ser interesantes para estudios posteriores. Hay
una sucesión de varias escombreras, a lo largo de unos 170 metros lineales, lo
que significa la existencia de varios crosos y por tanto la participación de varias compañías en la
explotación del yacimiento, cros era el término empleado para describir una
mina en la edad media y a principios de la edad moderna y el tamaño de un
cros era, según las ordenanzas a las que he hecho referencia, de 20 alnas de lado
+-25 metros, es decir que explotaban una superficie máxima de tan sólo 630m2. En
la ladera reconocida habría como mínimo ocho de estas explotaciones.
A
juzgar por la gran cantidad de granalla en las diversas escombreras, se adivina
que se llevó un minucioso trabajo de selección, sin duda a cargo de niños y
mujeres jóvenes con buena vista, aseveración reforzada por la inexistencia de
oro visible entre los fragmentos de roca. El oro tan sólo se puede encontrar entre
en las tierras y en partículas de menos de 0,1mm., que en ocasiones se adhieren
a las piedras por acción de los agentes vegetales y el agua.
Oro,
Puig d'en Cama, Aleixar, colección y fotografía de Joan Abella i Creus, medida
del Oro 0,1mm.
También
es fácil darse cuenta de que muchos fragmentos de roca no presentan aristas
angulosas ni vértices punzantes, como fuera normal en una explotación
relativamente reciente, por el contrario, lo hacen mostrando aristas y vértices
muy redondeados, como resultados de muchos siglos expuestos a la intemperie y a
la acción de la meteorización por parte de los agentes atmosféricos.
La
cantidad todavía apreciable hoy de escombrera, su uniformidad y la gran
cantidad de granalla de roca, me lleva a conjeturar que fue una explotación no
demasiado dilatada en el tiempo, pero sí muy exhaustiva e intensa, que
implicaría un número considerable de personas, y que no se trataba de una
explotación subterránea, pues he podido advertir, que cuando cesaban los
trabajos de minería subterráneos, llevados a cabo durante la baja edad media e
inicios de la edad moderna, en el condado de Prades y la baronía d’Entença,
estos se rellenaban con los escombros generados, y en este yacimiento si se
intuye labor subterránea alguna y los escombros siguen en la intemperie.
Además
de los elementos expuestos en este artículo, atestigua la antigüedad las
labores la ausencia de objetos típico de
explotaciones de los siglos XVIII al XX, como alambres, clavos post industriales
(he encontrado tan sólo una tacha de forja y un clavo dinal de media cabeza),
herramientas, restos de puntas de escarpa, fulminantes, marcas de perforación
de barrena en las rocas…, pero ningún elemento que permita dudar que se trata
de unos trabajos muy antiguos.
Asimismo
encontré un antiguo fragmento de herradura y un antiguo clavo cuadrado de forja,
estos clavos fueron empleados para herrar machos a finales del siglo XV y
principios del XVI, lo que nos permite suponer que empleaban animales a abasto
herrados lo más probable mulas, seguramente cargadas con sarrias, que cubrirían
el trayecto desde el yacimiento a la Selva del Camp y viceversa, pasando por el
camino de creta hasta la ermita de Sant Pere del Puig y de aquí bajando por el
antiguo camino de Sant Pere hasta el castillo de la Selva del Camp, en un
recorrido de unos cinco kilómetros y medio sin dificultad alguna.
Situación
El
yacimiento, al menos el que hoy es reconocible, pues podría ser más extenso y
estar parcialmente cubierto, lo podemos situar entre los dos cursos de agua más
elevados que forman el barranco de Aigua-sana, un área limitada al sur por el
collado del bosque del Manolo o del Manol, donde confluyan varios caminos, al
norte por la vertiente sur del collado de la Font de Sant Joan, por el este la
cresta del Puig d'En Cama, justo por donde pasa hoy el cortafuegos, y por el
oeste con el camino que parte del Coll del bosque del Manolo y que conduce al
collado de la Font de Sant Joan, en la vertiente de poniente del Puig d'En
Cama, que ocupa unas cuatro hectáreas en el paraje de las Trilles, en el actual
término municipal de Aleixar.
Pero,
¿A qué término pertenecía el yacimiento cuando fue explotado?, en el del Albiol.
El antiguo término medieval del Albiol era bastante más extenso que el actual,
entre otros lugares comprendía el barranco de Aigua-sana, buena parte de la
coma de la masía Ripoll, lo que hoy se conoce como el Valle de la Selva y una
parte importante del Puig d'en Cama, concretamente la vertiente de poniente, que
es precisamente donde se encuentra el yacimiento de Oro. Pues no fue hasta 1854
cuando varias partes fueron segregadas y quedaron definitivamente incorporadas
a términos vecinos, concretamente las partidas del Agua-sana y de la masía del
Borbó fueron repartidas entre los términos de Castellvell, Almoster y Aleixar,
e de modo que en este último municipio se encuentra hoy la antigua mina de oro
del Albiol.
Yacimiento de oro en
el paraje de las Trilles, en el Puig d'en Cama en el Aleixar,, imagen obtenida de Google Earth,
orientación de Este a Oeste
Documentación
Aparte
de algunas evidencias expuestas, la afirmación de que la explotación del oro en
el término del Albiol tuvo lugar a finales del siglo XV y principios del siglo
XVI, debemos agraderla a diversas actas notariales de los emprius, custodiadas
en el Archivo Municipal de la Selva del Camp (ver bibliografía). Los emprius
eran un derecho de aprovechamiento comunal de ciertos bienes, como el agua o la
leña, entre otros, y en el caso que nos ocupa, eran los derechos de los vecinos
de la Selva del Camp sobre estos bienes del término del Albiol. Resulta que en
el año 1217, el señor del Albiol, Dalmau de Albiol y su esposa, vendieron
Albiol al pavorde de Tarragona Ramón de Sant Llorenç, por 500 sueldos de oro,
este oro procedía de las arcas de La Selva del Campo, por lo que Ferrer
Pallarès, que sucedió en la pavordía a Ramón de Sant Llorenç, en reconocimiento,
concedió a perpetuidad en 1218 a los habitantes de La Selva del Campo los emprius
de las aguas, leñas, menas y piedras del término del Albiol.
Este
derecho se ejercía normalmente una vez al año y se centraba en el uso de las
aguas, un bien fundamental y a menudo escaso en el término de La Selva del
Camp, ese día los vecinos de la Selva del Camp con las herramientas necesarias
recorrían los cauces de los cursos fluviales del Valle de la Selva, y los
limpiaban de todo lo que pudiera impedir el curso normal del agua. La
información contenida en las actas es de gran importancia. Así como en el siglo
XIII la referencia a menas en las actas de los emprius es del todo genérica,
incluso me atrevía a decir que ni siquiera había actividades extractivas, en
actos del siglo XIV y algunas del XV se encuentran referencias concretas a las
menas de plata y alcofoll (Galena de alta calidad, susceptible de ser utilizada
directamente, en forma de polvo) , por lo que podemos deducir que esta época ya
existía una actividad extractiva consolidada, tal y como de hecho nos confirman
otros documentos conservados de la época. No obstante, la fecha más
significativa para el tema que nos ocupa, la encontramos en el acto del año
1504, en que por primera vez se hace referencia explícita a la mena de oro, es
decir en ese año ya existía una actividad extractiva de oro consolidada en el
término del Albiol, esta refrencia se repite en el acto de 1515 y de 1521.
Es
también muy significativo que en el acto de 1482 no se hiciera referencia
concreta a las menas de ningún tipo, y se comprende en cuanto lo
contextualizamos con los hechos históricos acaecidos, eran los años de
posguerra, entre 1462 y 1472 Cataluña sufrió una devastadora guerra civil, que
debió ser especialmente cruel para los habitantes de La Selva de Camp que se
habían declarado a favor de la Generalitat, y que se convirtieron en los claros
perdedores del conflicto, por lo que no es de extrañar la falta de referencias
a menas, dado que los establecimientos mineros debieron permanecer
desgobernados y probablemente saqueados y dañados como en otros lugares del
país, en 1486 el Rey Fernando II dicta la sentencia arbitral de Guadalupe y se
termina el conflicto de los remences, parece que se abrió un período de relativa tranquilidad
en el país. Sin embargo la necesidad de oro de la corona catalana, como en el
resto de Europa, se había agravado después de que el imperio otomano
conquistara Constantinopla en 1453 y quedaran interrumpidas buena parte de las
rutas comerciales que unían Europa con el extremo oriente , apenas los
portugueses empezaron a iniciar la nueva ruta en la India, de hecho a finales
del siglo XV los portugueses enviaban a Europa unos 700 kilogramos de oro, pero
el oro llegado mediante esta ruta no cubría las necesidades del continente. Por
todo ello podemos afirmar que a finales del siglo XV y principios del XVI, tuvo
lugar la explotación de Oro, en al menos un yacimiento en el término del Albiol.
¿Y cómo descubrieron este yacimiento?, no lo sabemos,
aunque me parece verosímil, basándome en lo que llevo expuesto y por supuesto
en la documentación que se conserva, que el oro se descubrió durante uno de los
emprius a finales del siglo XV. Se preguntarán, ¿pero si llevaban siglos
practicando estos trabajos, como no lo habían encontrado antes? La gente de la
Selva del Camp, en un exceso de celo, se excedió en el ejercicio en sus
derechos, empriuant incluso las aguas del
término vecino de Aleixar, y empriuant el barranco del Agua-sana habrían
encontrado alguna muestra de oro y el resto es del todo previsible, siguieron
el barranco hasta su nacimiento en la vertiente oeste del Puig d'en Cama y
localizaron los afloramientos de Corneana que contenían los filones de Cuarzo
aurífero.
Índice
del manuscrito de Pere Gil Estadella, que forma parte de los fondos
bibliográficos de la Biblioteca Pública Episcopal del Seminario Conciliar de
Barcelona.
En
cuanto al final del periodo de la explotación, hay que tener muy presente el
trabajo del jesuita Pere Gil Estadella (1551-1622), “Llibre primer de la
història catalana en lo qual se tracta d'història o descripció natural, ço és,
de coses naturals de Catalunya”, escrito en 1600 e inédito en el seminario
conciliar de Barcelona hasta 1949, en que fue transcrito y editado por el
geógrafo e historiador Josep Iglésies i Fort. En el capítulo X trata “Delas mines de Ferro, Plom, Aram , Argent , Or y altres
metalls que se son trobades, o (a) vuy duran en Cathaluña”, al enumerar las minas de oro que en aquellas fechas se
trabajaban en el país no da ninguna cita de minas de oro en el Albiol o en la
Selva del Camp, tan sólo hace referencia a algunas explotaciones de naturaleza
aluvial, y no porque desconociera el lugar, a juzgar por la extensa relación de
yacimientos citados al tratar otros minerales en aquella región y por el hecho,
no menor de haber nacido en Reus, ciudad muy cercana al yacimiento en cuestión.
Ocaso
El
final de la explotación del Oro se debió, como suele ocurrir, por la
confluencia en el tiempo de varios factores, se repite lo que siempre digo, una
mina es la consecuencia de la historia. Un período inestable de la historia, en
la primera mitad del siglo XVI, los habitantes de los municipios cercanos al
yacimiento, se vieron afectados por diversos hechos convulsos, la costa de la
actual comarca del Taragonés sufrió importantes incursiones piratas, está
suficientemente documentado que en 1534 el almirante otomano Khair ed-Din más
conocido como el corsario Barbarosa se apoderó de vecinos de la Selva del Camp
en la llanura de Vilaseca, de hecho en este período toda Cataluña estuvo en
alerta por estas incursiones, también está documentado que el 22 de agosto de
1552 la armada otomana, popularmente llamada la armada de los Moros, se
encontraba en el puerto de Salou teniendo Vilaseca sitiada. Se repitió un
ataque en 1558 al puerto de Salou, hay que decir que este puerto era el de
entrada y salida de las mercancías de La Selva del Camp y pueblos cercanos, por
lo que estos ataques perjudicaron su economía. Por si esta situación no fuera
suficiente aparte de los otomanos debían defenderse de los franceses, y en los
pueblos cercanos del yacimiento se vieron directamente implicados, el 24 de
agosto de 1537 se pidieron levas de hombres para ir cerca de Perpinyà en el Rosselló,
precisamente para organizar esta defensa.
Posible
agotamiento y/o dificultades de explotación, a juzgar por lo que hoy se puede
observar en el yacimiento, y a pesar de la carencia de estudios arqueológicos e
históricos rigurosos al respecto, parece, tal i como he apuntado, que el yacimiento se explotó a cielo abierto,
explotando los filones de Cuarzo que quedaban expuestos en la superficie, no puedo
descartar que se abrieran pozos y que hoy permanezcan tapados, pues era
costumbre que las minas una vez improductivas y previa petición se
taparan con los restos de los estériles y poder dedicar los terrenos a otros
usos. La Corneana que contiene los filones de Cuarzo aurífero, es un tipo de
roca metamórfica muy
compacta y de gran dureza, aflora en la superficie formando grandes crestas
orientadas de este a oeste y atravesadas de venas de cuarzo, con los
conocimientos y prácticas mineras bajo medievales, una roca tan compacta
debería haberse trabajado mediante el método de torrefacción, que consistía en
colocar madera seca contra la roca y encenderla hasta que se consumiera,
entonces, el enorme calor desprendido durante el proceso, y el agua que
echaban, provocaba un fuerte choque térmico que agrietaba la roca, lo que permitía
separarla fácilmente mediante picos, masas, cuñas..., por lo que la dificultad
de explotación debido a la gran compactibilidad de la roca, el buzamiento de
los afloramientos, casi verticales y un probable empobrecimiento en
profundidad, sumados a otros factores enumerados, habrían disuadido de
continuar con la explotación del yacimiento.
Y
finalmente no podemos obviar el cambio económico global que supusieron los
flujos de oro del continente americano, según los datos se estima que entre
1503 y 1530 el oro que había llegado de América había sido de tan sólo 18.992
kilogramos, mientras que entre 1551 y 1560 fue de 42620 kilogramos, por lo que
las pequeñas explotaciones como la que nos ocupa pasaron a ser claramente
deficitarias y abandonadas.
Bibliografía;
Fort
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ORDINACIONS (~1700), Ajuntament de
l’Albiol.
GIL,
P. (1600): Llibre primer de la historia Cathalana en lo qual se tracta de
Historia o descripció natural, ço es de casos naturals de Cathaluña. Manuscit
al Seminari Conciliar de Barcelona. Transcrit per J. Iglésies (1949). Quaderns
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Institut d’Estudis Catalans, Societat
Catalana de Geografia.
Montoya
Echeverry, Ramiro, 2015, Crónicas del oro y la plata americanos, Visión Libros.
Pié
i Faidella, Joan, 1984 Annals inèdits de la vila de la Selva del Camp de
Tarragona, impresa per l’Institut d’Estudis Tarraconenses Ramon Berenguer IV
(Originàriament publicada en 32 fascicles dins la revista de l’Asociación
Artístico-arqueológico-barcelonesa entre1899 i 1913).
Asimismo,
pueden buscar información en los trabajos del Dr. Romero Tallafigo, Montserrat
Flores, Albert Martínez y Alba Alonso, que entre otros, han profundizado en el
estudio la documentación de la cancillería del contado de las montañas de Prades
y Baronía de Entença del Archivo Ducal de Medinaceli.
Joan
Abella i Creus
Sabadell,
16 de abril de 2023.